No sé qué porcentaje de las películas actuales tenga origen en algún libro, pero es un porcentaje considerable,  el cual no nos pasa por alto debido a que diariamente somos bombardeados con  frases como “basado en…”, o “del escritor de…”. Y bien, gracias a tal difusión llegamos a conocer a ciertos autores literarios, pero también es un hecho que parte de tal porcentaje son versiones condensadas, que solo cumplen con su trámite: entretener por unos minutos y cubrir su cuota en taquilla, cintas que más que aportar a la obra original, le roban vida. Si el cine es una industria, dichas cintas son su contaminación.

Con lo anterior no pretendo entrar en una polémica sobre subjetividad, me queda claro que hacer una adaptación a una obra (de cualquier tipo) es una tarea compleja, y que es ahí donde muchos se quedan o deciden quedarse en el camino. Si Jonze tiene un merito con esta entrega, es el de haber querido llegar más allá del límite y de llevar a la obra origina a nuevas tierras.

Cabe mencionar que la obra original de Sendak es un libro infantil ilustrado de escasas 50 paginas, que cuenta la historia de un niño incomprendido que se escapa de su casa, se interna en un bosque, y llega a una tierra imaginaria habitada por monstruos; sin embargo , la cinta dura aproximadamente hora y media, hagan la conversión y se preguntaran entonces ¿cómo hizo el director para prolongar una historia tan corta?… pues con imaginación (y ayuda del autor del libro), ampliando así el mundo originalmente conocido por todos.


Más allá de la historia arriba mencionada, Where the wild things are no pretende más que hacer un retrato de las complejas fantasías infantiles, plasmandolas a través de una épica fabula, divertida pero bruscamente deprimente. Y probablemente el hecho de haber creado un mundo de fantasía que a la vez está lleno de melancolía, hace que esta cinta se convierta en un caso atípico, dirigido únicamente a personas de la generación ‘x’, ‘y’ y demás desechos sociales; por lo cual hay quienes no se sienten atraídos, pero dudo que existan verdaderos detractores, es decir, conservadores del libro, quienes se atrevan a renegar de la cinta y su aporte a la cosmología de los monstruos.


Esperé mucho por esta película, y si no fuera gracias a los fans, quienes se contactaron con las distribuidoras, y cierta cadena de cines que los apoyo, no habría podido tener la experiencia de sentirme de nuevo como a los 10 años.